Por
William Ahumada Maury
Foto: cortesÃa dreamstime.com
Vete ya.
LÃa tus bártulos y
desaparece de nuestras vidas, sin despedirte.
Vete ya.
Agradezco porque has sido
generoso con mis propósitos. Prometo que voy a amar por siempre el brillo de
las vivencias que ofreciste. Invaluables son los tesoros que sembraste en la
huerta de mi experiencia.
No puedo negar que has sido
prolÃfico con los espacios que abriste para dejar correr mis ilusiones.
Fuiste implacable,
aplastante y letal para enseñar las flaquezas de mi ser, pero generoso al
expandir el abanico del tiempo y
permitirme retozar en las aguas de mis conquistas. Y fueron muchas.
Me enseñaste a crecer; le
diste horas extras a los momentos de reflexión, profundidad a los viajes de mis
sueños y abriste mi sentir para valorar a los seres que amo.
Redescubrà mi interior. Me
soslayé al releer las huellas talladas al andar caminos inéditos, entendà los
mensajes de la experiencia. Pude reconstruir las ruinas que dejaron mis fallos.
Me hice rico al sumar los hechos que me hicieron hombre. El tiempo que hiciste
eterno este año, me hizo eterno al escribir.
Me diste oportunidad para
hacerle mil veces el amor a la vida.
Pero vete ya. Te necesito
mucho; pero vete ya
Me robaste la alegrÃa del
ser Caribe que rÃe sobre mi piel. Cambiaste por trajes de luto los colores de
mi danza.
Heriste -con la risa oscura
de tu maldad- el canto eterno de mi felicidad.
Marcaste tu paso con llanto
y dolor.
Te llevaste sin
contemplación el amor de mis amigos, compadres, Ãdolos y conocidos. Sin dar tiempo a despedidas, abrazaste a los mÃos y te elevaste para no
regresarlos nunca más.
Robaste mis instantes de
furor. Cerraste los nidos del amor, los espacios abiertos de calor, los
senderos que describe una buena canción.
Me diste mucho, pero me
robaste más. Por eso...vete ya.
Estoy sentado, mirando el
reloj, esperando ese tick tack del final.
Vete ya.
No te olvidaré, pero vete ya...permÃteme volver a soñar...
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