“Me
muero por arrojar cinco horas -este fin de semana- a la hoguera del ocio, con
la gente que amo”.
Por: William Ahumada Maury
Ya se volvió una imagen
fantasiosa la reunión de mi familia, debajo del árbol de mango de nuestra
terraza, con el equipo de sonido pariendo salsa y todos los míos entregados a
discusiones sin fin sobre temas frívolos. Extraño las invenciones demenciales
de mis hermanos, sobrinos, tíos y amigos del alma. Extraño la libertad de caminar sin miedo por
las calles de mi Barranquilla. Extraño mi ropa informal, los perfumes domingueros, los planes
Trojeros, las visitas inesperadas de amigos andariegos. La sonrisa especial de
alguien especial. Tengo las manos libres pero me siento atado. Nunca imaginé
que el miedo te amarrara tan fuerte.
Sólo los barranquilleros
sabemos cuánto extrañamos los fines de semana en familia. Es el recargar
baterías para enfrentar optimistas la vida.
Extraño los golpes furiosos
de las fichas de dominó contra la mesa, la risa burlona del vecino chistoso.
Quiero volver a sentir el grito amoroso de mi hermana mayor llamando a almorzar a la mesa. Extraño
esos sancochos en los que terminé robando las presas de mis hermanos.
He estado demasiado tiempo
prisionero siendo inocente.
Mi cuerpo es libre, pero mi
alma está encadenada.
Por favor Señor devuélvenos
la libertad...
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