RECORRIDO DEDICADO A SU MEMORIA - Notas & Historias del Caribe

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domingo, 12 de abril de 2020

RECORRIDO DEDICADO A SU MEMORIA



Por Dayanna Diaz

A diario las personas sufren pérdidas materiales, físicas y emocionales; muchos hemos perdido a personas que nos rodean, algunas por desacuerdos y a otros por designios de Dios o como también suelen definirlo por la cosas de la naturaleza; y este es mi caso, perdí una de las personas más importantes de mi vida, yo la llamaba y la seguiré llamando “mi amor bonito”.

El 20 de marzo del 2019 comenzó el día un poco extraño. No tenía fuerzas para levantarme de la cama y no quería hacer nada. Sin embargo, decidí levantarme, bañarme e irme a cumplir con mis deberes universitarios. Cuando salí de mi casa para dirigirme a la parada del bus, mire hacia el cielo y estaba gris, de inmediato se me paso por mi cabeza la siguiente frase “el día esta triste”, de repente se me armo un nudo en la garganta, el cual no entendía él porque y dicho nudo no se me quito en todo el día.


Continué aquella jornada de manera normal. Trataba de manejar la cosas de la mejor forma; para mí eso, era no demostrar por lo que estaba pasando, engañándome a mí misma con el argumento de que “las cosas estaban bien y que seguirían avanzando”.Mi cuerpo estaba en el salón de clase pero mi mente estaba pensando en “mañana voy a ir a verla, espero que este mejor, y lo principal, que se le levante del coma en el que esta”.

Tenía que cumplir con las actividades que estaban programadas en la tarde del día siguiente, ya que obviamente iba a estar ocupada visitando a mi amor bonito, por eso me fui a la oficina donde hago mis pasantías para  adelantar mis deberes. Cuando me acerqué a la oficina, mi tutora me dijo “nena, hoy no podemos hacer nada, ahora voy para una reunión, si quieres vete y vienes el viernes para me ayudes a organizar los archivos que te comenté la semana pasa”.

Llegué a mi casa, miré el reloj y exactamente eran las 3:45, me dirigí a mi cuarto en donde mi mamá se encontraba acostada, y le toque el hombro para que me diera la cara, cuando se volteó, lo primero que vi fueron sus ojos y mejillas empapadas de lágrimas, no me dejó decirle nada, solo me abrazó y me dijo “ella está muy mal, eso de que está mejorando es mentira, tu tía clara fue esta mañana y  me dijo que está más hinchada, sus manos siguen amarillas y su mirada sigue perdida” su voz se quebró y no dijo más nada, y le dije “ mami, no podemos perder la fe, ella va a estar bien, cálmate y trata de descansar”, Salí de la habitación, y aquel nudo que tenía desde la mañana empezó a presionar con más intensidad. A los 15 minutos de haber hablado con mi mamá, mi papá me llamó y me dice “llama a tu madrina y pregúntale ¿Qué fue lo pasó?,  porque ella llamó a tu tío Pedro  por teléfono y le dijo algo con desesperación pero él no entendió nada”.

Mis ojos se inundaron de lágrimas, y ya sabía lo que había pasado, sin embargo, llamé a mi madrina para confirmar mi presentimiento, me contestó con rapidez y con un nivel de decibel muy alto me expresó “ayúdame, estoy sola y mi mamá no resistió, se nos murió”. Colgué la llamada y grite con mucha desesperación “no puede ser, por qué a mí”.

Después de esa tarde, mis días no han sido iguales, aun no me acostumbro a no tener su presencia, tanto así que en ocasiones llegó a la casa de mi abuelita y mi subconsciente me falla, ya que llego buscándola. Primero entro y veo si está sentada en su mecedora y como no está, me voy al cuarto con la esperanza de encontrarla acostada, pero tampoco la encuentro y es cuando mi conciencia reacciona y me hace caer en cuenta que ella, ya no está con nosotros.

Sacando cuentas del día en que caía el primer mes de su ausencia, nos encontramos con una coincidencia que me puso a pensar durante muchos días, y es que mi abuela era una persona muy devota y entregada a Dios, de hecho, tenía la costumbre de rezar el rosario todas las noches, en ocasiones nos daba risa porque se quedaba dormida mientras lo hacía, pero eso sí, nunca se acotaba sin terminarlo; ahora bien,  la dicha coincidencia era que el primer mes de fallecida era el sábado de gloria.

La semana santa del año pasado, se la dedicamos a ella y no podíamos dejar de hacer una costumbre que nos inculcó hace año, como lo es, la visita a los 7 monumentos, por esta razón el jueves santo nos reunimos, mi madrina, mi padrino, mis primas hermanas, mi tía Margarita y yo.

Comenzamos el recorrido diferente a como lo habíamos hecho el año pasado, cuando mi abuela Evila estaba presente, iniciamos en la iglesia santo Domingo de Guzmán, en donde yo personalmente entre lentamente, con la cabeza abajo y sosteniendo en mis manos la vela que iba a dejar en el monumento; dicha vela tenía una petición y era el descanso eterno de Evila Ardila De Chavez.



Entregué mi vela, me dí la vuelta y me fui caminando hasta el carro para continuar con el recorrido; cuando ingrese al carro mi tía Margarita, la mayor de mis doce tíos maternos, dijo lo siguiente “ es mi primera vez visitando los monumentos, no sé porque nunca hice esto con mamá, pero, yo sé que ella esta acá con nosotros ya que no nos va a dejar solos haciendo esto que ella tanto le gustaba ”, con esta frase, sentí que mi tía estaba representado a mi abuela, es más, me imagine que era ella, ya que estaba sentada en la  esquina del lado derecho, y ese era el puesto que mi abuela acostumbraba a usar.

El siguiente monumento fue la iglesia San Clemente y seguida de esta la de San Felipe, en donde las luces estaban apagadas y la iglesia estaba llena de muchas personas, todo lo contrario al año pasado que llegamos tarde y la iglesia estaba a punto de cerrar, pero la señora Evila no lo permitió, entró y desde la puerta  nos dijo “caminen rápido, que ya es el último monumento y no podemos quedarnos sin este”. Sin duda alguna, esta iglesia me dibujo una sonrisa en el rostro.


Todas las iglesias nos hacían recordar momentos vividos con ella, algunos momentos me hacían aflojar algunas lágrimas y otros me hacían sonreír de oreja a oreja. La parroquia de la sagrada familia, me hizo recordar el matrimonio de uno de mis primos, el cual, mi abuela crío. Ese día ella se fue muy elegante y se sentó en las primeras sillas del lado izquierdo, casualmente este año el monumento se encontraba ubicado en ese lado. Entregué mi vela y dí como 5 vueltas a toda la iglesia, la verdad no sé porque lo hice, pero, al salir de allí tenía una sensación de paz y tranquilidad.



Nos hacia falta visitar tres iglesias, así que continuamos nuestro recorrido. Mi padrino se parqueó y nos dijo “vamos a dejar el carro en esta esquina, y así recordamos la rabia que le dio a mi suegra el año pasado”, resulta y pasa que la semana santa pasada fuimos a la iglesia de San José y no encontramos en donde parquear, por esta razón dejamos el carro a una cuadra de distancia, y eso a mi abuela le molesto porque le dolían las piernas y teníamos que subir como una lomita para poder llegar al automóvil. Así volvíamos a recordarla, caminando por esa calle que a ella no le gusto ni un poquito.



Cuando salimos de la iglesia de San José, mi madrina le dijo a su esposo Jovanny “deberíamos terminar en la iglesia de Baranoa, allá está el padre que  mi mamá tanto admiraba”, y mi tía Margarita le dijo a él “Jovanny, ¿usted si es capaz de ir hasta allá?  Los ojos de mi padrino le brillaron y respondió esta pregunta  con un “sí, claro”  y termino contándole una anécdota de hace unos años, en donde él fue hasta Cartagena, porque, doña Evila quería visitar dos monumentos de esta ciudad.


Finalmente terminamos en la iglesia perpetuo socorro y por último en la catedral, lastimosamente no pudimos ir a Baranoa porque ya eran las 9:30, y no queríamos llevarnos una mala pasada encontrando la iglesia cerrada. Esto de dedicarnos una noche entera a recordar a mi abuela continuó cuando llegamos a casa, ya que nos quedamos en su cuarto y mi tía mayor se acostó en la misma posición que ella lo hacía, y yo no me quede atrás, me acosté en el rincón que me gustaba cuando estaba pequeña.



Los siete monumentos, es una costumbre que no pude cumplir este año por la emergencia sanitaria por la que estamos pasando. Sin embargo, no pierdo la esperanza de que el otro tendré de nuevo ese encuentro directo y profundo con Dios, en donde tan solo encender una vela, rezar un padre nuestro y un Ave María, me llena de mucha tranquilidad, además, que en estos recorridos puedo mantener la imagen intacta de mi amor bonito llamado Evila Ardila.


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