Segovia un quillero "pintando" en Estados Unidos - Notas & Historias del Caribe

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domingo, 8 de marzo de 2020

Segovia un quillero "pintando" en Estados Unidos


Por: Danilo Arenas Ordóñez
Darenas02@gmail.com

Describir con palabras a Alfonso Segovia, se queda uno corto, debido a que son sus trazos, sus obras, sus pinturas quienes lo definen claramente y eso lo ha llevado a abrirse puertas en los Estados Unidos, donde reside hace varios años y donde triunfa día a día.

Este artista nacido y criado en Barranquilla, exactamente en las calles del barrio Paraíso, estudió su bachillerato, en el colegio Enrique Niessen, allí a un costado de la iglesia Las Tres Avemarías, colindando en lo que era el arroyo de la calle 84.

Sencillo, humilde y siempre mamador de gallo, transcurrió la juventud de este ñero talentoso, que escogió la Comunicación Social como su profesión y fue así como un día cualquiera se inscribió en la Universidad Autónoma del Caribe, de su natal Barranquilla, donde realizó sus estudios superiores.

Sin lugar a dudas nunca abandonó su sueño interior como era la pintura, el arte y fue en Estados Unidos, en Chicago, donde dio rienda suelta a ese anhelo. Con el transcurrir de los años ha logrado hacer una realidad ese sueño que tuvo desde niño.

Él mismo lo ha plasmado en sus brillantes obras que ha expuesto en las mejores y más famosas salas de arte de Estados Unidos.

El Alfonso Segovia como artista


En su presentación así lo narra, textualmente:
“Alfonso Segovia siempre ha mostrado admiración y respeto a la naturaleza desde que era un niño. El primer dibujo y poema de Segovia se basaron en dos mariposas que volaban alrededor de un limonero simultáneamente, durante sus días de kindergarten. Las mariposas eran un Monarca y una Macaón que alejaron a Segovia de la clase. El artista estaba en su propio mundo, haciendo caso omiso de las llamadas insistentes de la señora Ernestina en ese momento, provocando que ella tirara de las orejas de Segovia para despertarlo de su sueño. Cuando la maestra se dio cuenta de lo que el artista había pintado y escrito en el papel, decidió tomarle una fotografía a Segovia, quien él rechazó inmediatamente. La profe Ernestina insistió, y sentó a Segovia en frente de una mesa, y dándole un lápiz y una libreta, ella llamó a su hermano para que le tomara una foto al pequeño artista.

La imaginación del joven artista voló una vez más rápidamente cuando vio al hermano de la maestra aparecer detrás de un gran paño oscuro, sosteniendo una cámara de extensión de madera sobre un trípode. El artista pensó por un momento que un monstruo saldría por la lente de la cámara, y continuó insistiendo en que no quería tomarse ninguna foto. El sonido y la brillante luz del flash capturaron el momento serio del artista y la maestra agarró la nota que Segovia escribió después de eso: "estúpida maestra". Esas simples dos palabras le costaron al muy joven Segovia ser golpeado 50 veces en cada una de las palmas de sus manos, y luego ser arrodillado sobre granos de maíz, frente a una pared blanca, sosteniendo un libro en cada mano en señal de cruz. Él no lloró... ¡pero eso nunca terminó con sus sueños y pasión por pintar, escribir, esculpir y por la vida!

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